Tema de gran actualidad en el mundo del ajedrez: el auge de las trampas.
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Ya hemos hecho referencia a esta problemática en el pasado, y no nos vamos a cansar de insistir en este tema. A nivel local, la FCA y la buena consciencia de los jugadores. A nivel internacional tocará a la FIDE. Lo malo es que aquellas enseñanzas de que el ajedrez es un juego de Damas y Caballeros, parece que cada vez son más censuradas en un mundo de pura competitividad.
Por eso, parece que la tendencia es clara: cada vez menos tiempo de reflexión para las partidas más importantes, entre menos tiempo disponible, menor la oportunidad de ausentarse del tablero para buscar ayudas... Sin embargo, quizá esto no sea suficiente, pues solo en tiempo blitz parece casi imposible la ayuda por medio de señas.
El tema sigue planteado, y la problemática sigue creciendo. Quienes se niegan a aceptar la necesidad de enfrentarlo de frente, olvidan un punto sumamente importante, que es esencial en el ajedrez como deporte: la victoria está cada vez más en entredicho, porque crece siempre la sospecha de que el vencedor se ayudó con trampas. Sospecha fundamentada o no, golpe devastador para la imagen del ajedrez y los ajedrecistas.
Véase el editorial en español, gracias a la traducción de ChessBase en